Este verano nos atrevimos con la bonita idea de hacer en familia un tour por la Selva Negra Alemana; digo «atrevimos» porque realmente es toda una aventura viajar con niños, pero y hoy en día ¿qué cosa no es una aventura si incluye niños y familia?

Decidir que veríamos de la Selva Negra Alemana fue complicado, ¡hay tanto que ver y tanto que disfrutar! Solo contábamos con cuatro días y teniendo en cuenta que viajábamos con niños este fue nuestro plan.

Alquilamos una casita en el bosque del pueblo, su propietaria fue muy amable y el espacio estaba perfectamente acondicionado para niños y familias. Hay que tener en cuenta que perdimos mucho tiempo en la carretera y que al no viajar solos y depender de los tiempos del peque, teníamos que adaptar nuestras preferencias y prioridades a él. Alejandro solo tiene tres años y a pesar de que no es un trasto, no hay que olvidar que es un niño con todos los matices que eso tiene.

Alquilamos un coche con RentalsCars y ese fue nuestro medio transporte durante todo el viaje. Visitamos Gengenbach, fue escenario de la película Charlie y la fábrica de chocolate. Casitas de colores y calles sacadas de los cuentos con los que hemos crecido. Os aconsejo pasear, bordear la muralla y si tenéis peques, pasar un buen rato en el parque infantil que está detrás de la muralla. La tarta de la selva negra allí es una delicia, para mi no lo fue tanto, demasiado Kirsch (licor fuerte).

La siguiente parada fue en Badem-Badem, conocida como ciudad cultural y de balnearios. Paseamos por Lichtentaler All y Gönneranlage, nos perdimos por el centro de la ciudad, entre sus calles empedradas, iglesias, bonitos escaparates y precioso jardines.

Nuestro siguiente destino fue Triberg y sus bonitas cascadas, comimos frente al lago Bergsee y el peque pudo jugar en un parque infantil cercano en plena naturaleza viva, mientras que nosotros disfrutábamos del momento y de las vistas. Después visitamos el centro de la ciudad y la casa de los mil relojes. Por último fuimos a ver el Kuckucksuhr, un enorme reloj de cuco situado en un entorno natural espectacular. Pudimos ver su mecanismo y escucharlo.

La sorpresa llegó en la siguiente parada, acabamos en Sasbachwalden y eso no entraba en nuestros planes. Para mi, el pueblo más bonito de Alemania, y eso dicen por allí. Es curioso, pero organizando el viaje no había leído nada sobre este lugar. Se cruzó en nuestra ruta y sucedió la magia. Casas con entramados de cuento, flores en cada paso, licores, gastronomía especial, deliciosas frutas, aire puro, calma… ¡Os aconsejo perderos en sus calles si visitáis este precioso lugar! Sus viñedos enamoran y pasear entre ellos es de película, aunque no tanto con un «cochecito», calor y nuestras mochilas cargadas con todas esas cosas que llevas cuando vas con niños, ¡ y eso que solo tenemos uno! Sea como sea, merece la pena y Alejandro disfrutó tanto como nosotros de este lugar que siempre recordaré de manera especial.

Si algo nos gusta hacer en familia es jugar y ser como Peter Pan tantas veces como queramos. ¡Teníamos que buscar un parque de atracciones adecuado para nuestro peque y divertido! ¿Adivináis dónde estuvimos? En Nuremberg, visitando el Playmobil FunPark. Este parque no es muy grande. Es para adultos, pequeños, medianos… para todos. Un lugar muy activo porque cualquier actividad que realices con los peques requiere de tu esfuerzo y de tu imaginación; te obliga a moverte sin prisas porque no hay colas y podéis hacer la visita al parque tal y como os apetezca. No hay limite de edad, el horario del parque en verano es es de 9:00 a 19:00 horas y el precio de la entrada depende de la época del año en la que vayáis a visitarlo, a nosotros nos costó once euros y Alejandro no pagó por su edad. El precio de la entrada infantil es de ocho euros, un buen precio para un gran parque.

Comimos allí, hay opciones saludables y otras menos. Las instalaciones están súper bien pensadas para ir en familia y para cubrir todas las necesidades de los niños y de los padres, ¡eso nos encantó!

Nos faltó mucho por ver, pero nuestro viaje continuaba; comenzó en Munich, para seguir en la Selva Negra y finalizó con las visita a los pueblos románticos y colindantes a los Alpes.

En mis historias de Instagram os dejé recomendaciones y curiosidades sobre esta aventura y muchos de vosotros me preguntasteis por la comida. He de ser sincera y tengo que contaros que las gastronomía Alemana no es muy amplia, a pesar de eso, nosotros la disfrutamos mucho, pero de esto ya os hablaré en otro post. Durante nuestra estancia en la Selva Negra decidimos visitar los mercados tradicionales y supermercados alemanes para cocinar en casa las recetas y productos de la zona, además de hacer numerosos picnics durante nuestras excursiones. Os recomiendo Aldi-Sud y Lidl (no encuentras lo mismo que en España) y Edeka. A nosotros esto de hacer la compra nos encanta. Descubrir productos típicos, alimentos desconocidos y nuevos sabores, se ha convertido en una necesidad cuando viajamos; además de probar restaurantes y puestos de comida que nos ayudan a mimetizarnos con la gastronomía del lugar que visitamos.

¡Hasta aquí nuestra aventura! Besos y gracias por leerme.

SELVA NEGRA
SELVA NEGRA ALEMANA

Todas las fotos son de Notas con Estilo

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